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    LOS CLOROPLASTOS

    Las membranas especializadas, donde se encuentran embebidas la cloro­fila y otros pigmentos, se llaman tilacoides. Normalmente, presentan un as­pecto de sacos o vesículas aplanadas. En los eucariotas, los tilacoides forman parte de la estructura interna de orgánulos especializados, los cloroplastos, El alga Chlamydomonas, por ejemplo, contiene un cloroplasto solitario muy gran­de. Una célula de hoja contiene característicamente entre 40 y 50 cloroplastos, y no es extraño encontrar unos 500.000 cloroplastos por milímetro cuadrado de superficie foliar.

    En las plantas, los cloroplastos se encuentran presentes en todas las célu­las clorenquimáticas del mesófilo y de la periferia de los tallos herbáceos. El cloroplasto (Figura 1.4) está delimitado por dos membranas (la interna y la ex­terna) y contiene una matriz interna o estroma. El estroma se encuentra atra­vesado por todo el sistema tilacoidal de membranas (o lamelas) que delimitan otro compartimiento, el lumen o espacio intratilacoidal. Los agrupamientos de tilacoides apilados forman los grana (pilas de larrielas granales), mientras que el resto de tilacoides forman las lame/as estromales.

    Todos los tilacoides de un cloroplasto son siempre paralelos entre sí. Así pues, a medida que los cloroplastos se orientan hacia la luz, los millones de moléculas de pigmento pueden orientarse simultáneamente para optimizar la recepción, como si fueran pequeñas antenas electromagnéticas.