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    Resultado de imagen para daños causados por mosca blanca Las ninfas y adultos de mosca blanca se alimentan activamente de sus hospederos, succionando la savia de las hojas con su aparato bucal picador-chupador.
    El proceso de alimentación es simple: el insecto clava su estilete en algún punto de la superficie de la hoja y lo empuja entre las células del mesófilo hasta que localiza un haz vascular y penetra a los vasos del floema que contienen savia rica en azúcares; luego succiona la savia y la ingiere. Con el propósito de que la savia fluya más fácilmente por su estilete, la mosca blanca inyecta su saliva para diluir los jugos celulares de la planta. El insecto digiere parcialmente el alimento consumido, y los restos emergen por el ano (llamado orificio vasiforme) como una secreción fluida azucarada conocida como “mielecilla” o “manteca”. Bemisia argentifolii puede succionar 4 veces más volumen de savia que B. tabaci en el mismo tiempo.

    Como resultado de la alimentación de un gran número de ninfas y adultos, las plantas hospederas pierden vigor y se debilitan marcadamente. Estas plantas adquieren una coloración amarilla, sus entrenudos son cortos y los tallos se adelgazan; en condiciones de alta población de mosca blanca incluso las hojas pueden mostrar marchitamiento. A largo plazo se reduce el rendimiento del cultivo, y sus semillas o frutos son de menor tamaño y calidad en comparación con las plantas libres de la plaga.
    Las secreciones azucaradas de la mosca blanca sirven como alimento a diversas especies de insectos, principalmente hormigas; éstas suelen proteger a las ninfas de sus enemigos naturales disminuyendo el control biológico natural de la mosca blanca y potenciando su daño en el cultivo. Estas secreciones también constituyen un sustrato adecuado para algunos hongos saprobios como Capnodium y Cladosporium, los cuales crecen profusamente sobre el follaje cubierto por estas secreciones melosas de las ninfas y adultos de mosca blanca. El micelio y las esporas de estos hongos son oscuros y reciben el nombre de “fumagina”. Las plantas cubiertas por fumagina reciben menor cantidad de luz, causando un decremento de la tasa fotosintética de la planta y contribuyendo en las mermas de rendimiento y calidad de la cosecha.
    Los daños directos inducidos por la mosca blanca se magnifican debido a que varias de las especies son capaces de transmitir virus que afectan a sus hospederos. Las especies de Bemisia son vectores reconocidos de varios virus fitopatógenos. En esos casos el daño de la mosca blanca se suma a los daños inducidos por los virus, agravando la pérdida de rendimiento y calidad en el cultivo afectado.

    TRANSMISIÓN DE VIRUS
    El primer grupo de virus cuya transmisión por mosca blanca fue reconocida es la familia Geminiviridae, principalmente el género Begomovirus; son virus con partículas isométricas dobles y genoma de ADN conocidos comúnmente como “geminivirus”. Aunque existen varias especies de geminivirus transmitidos por mosca blanca, dos de ellos son de relevancia en muchas regiones agrícolas del mundo: virus del mosaico dorado del frijol (BGMV) y virus del chino amarillo del tomate (TYLCV).


    1.-MOSAICO DORADO DEL FRIJOL (BGMV). 
    Virus que afecta severamente el rendimiento del cultivo de frijol (Phaseolus vulgaris; Fabaceae); las pérdidas pueden variar desde 15% hasta 90% dependiendo de la susceptibilidad varietal y la etapa en que ocurre la infección. Se transmite por B. tabaci y sobrevive en malezas. La incidencia de este virus ha disminuido en los últimos años debido a que las variedades que han sido liberadas presentan alta tolerancia a este virus.

    2.-CHINO AMARILLO DEL TOMATE (TYLCV).
    Virus de importancia primaria para el cultivo del tomate y del frijol, pudiendo ocasionar pérdidas hasta de 100%. Se transmite de manera persistente y circulativa en B. tabaci y B. argentifolii. El virus sobrevive en una amplia variedad de malezas entre las que destacan Malva parviflora (Malvaceae), Sonchus oleraceus (Asteraceae) y Sida spp. (Malvaceae), entre otras. Este virus ha sido responsable de pérdidas millonarias en los cultivos de tomate y frijol en el mundo; gran parte del problema ha ocurrido donde las poblaciones de B. argentifolii y B. tabaci crecieron exponencialmente. Este virus ha sido responsable de que se establezcan campañas fitosanitarias emergentes en los lugares donde su incidencia ha crecido.
    Otro grupo de virus que se ha descubierto se transmite por mosca blanca es el género Torradovirus de la familia Secoviridae; se les conoce comúnmente como “torradovirus”. A semejanza de los geminivirus presentan partículas isométricas y su genoma es bipartito. Pero mientras el ácido nucleico de los geminivirus es ADN, el de los torradovirus es ARN. Uno de los virus más conocidos es el virus del torrado del tomate (ToTV), transmitido tanto por T. vaporariorum como por B. tabaci y B. argentifolii; sus síntomas son similares a los inducidos por el virus de la marchitez manchada del tomate (TSWV) que se transmite por el trips amarillo Frankliniella occidentalis (Thysanoptera: Thripidae).
    Un tercer grupo de virus transmitidos por mosca blanca es la familia Closteroviridae, particularmente el género Crinivirus. Su genoma es de ARN bipartito, y sus partículas son varillas flexibles. Su representante, de reciente introducción en México, es el virus del enanismo amarillo de las cucurbitáceas (CYSDV). Ocasiona el amarillamiento de las hojas más viejas en las plantas de calabaza (Cucurbita pepo; Cucurbitaceae), melón (Cucumis melo; Cucurbitaceae) y pepino (Cucumis sativus; Cucurbitaceae) principalmente. Se transmite por B. tabaci y B. argentifolii.

    MANEJO INTEGRADO
    El manejo de los problemas fitosanitarios causados por mosca blanca a nivel parcelario son responsabilidad del productor agrícola y/o de su técnico de campo (quien con frecuencia es un agrónomo); y el método más eficaz para hacerlo de manera sostenible se conoce como Manejo Integrado de Cultivos (MIC).

    El MIC es “un método agroecológico de manejo sostenible de cultivos y/o sistemas agrícolas, que permite mantener bajas las poblaciones de los problemas fitosanitarios de un cultivo priorizando las causas naturales de control poblacional (biológico, cultural, genético, etológico, etc.) y dejando como última opción al control químico”. Es importante aclarar que el diseño e instrumentación de un programa MIC considera todos los parásitos del cultivo, no únicamente a la mosca blanca. La aplicación de esta estrategia de manejo debe adaptarse a las condiciones particulares del cultivo y de la problemática fitosanitaria presente en el lugar de producción del mismo. Las principales etapas de la aplicación del MIC se describen enseguida.

    1) ANÁLISIS DE RIESGOS.
    Estudio previo al establecimiento del cultivo en el que se analizan los antecedentes fitosanitarios del lote para determinar cuáles de los parásitos más importantes del cultivo pueden presentarse. En este estudio se priorizan aquellos parásitos que se sabe tienen un fuerte impacto en el rendimiento del cultivo y/o en la calidad de la cosecha; con frecuencia la mosca blanca se incluye en este grupo.

    2) PROGRAMA PREVENTIVO.
     Acciones que se aplican sistemáticamente, orientadas a disminuir las poblaciones de los parásitos de mayor riesgo en el lote de acuerdo con los resultados del análisis de riesgos, y que se aplican independientemente de la presencia o ausencia de estos organismos. Puede incluir la eliminación de malezas, la selección de variedad y/o la fecha de siembra, así como el cuidado en la producción de las plántulas entre muchas otras acciones.

    3) MANEJO DEL AGROSISTEMA.
     Actividades de manejo del lote de cultivo en función de las necesidades agroecológicas y nutricionales de la especie vegetal, las cuales pueden modificarse en función del análisis de riesgos y de la problemática que se presenta durante el ciclo del cultivo. En general se busca que el cultivo se mantenga nutricionalmente equilibrado, libre de estrés excesivo, y no se generen condiciones ambientales favorables a los parásitos del mismo. También se incluyen las acciones de protección a la fauna benéfica (depredadores y parasitoides) y la promoción de hongos o bacterias entomopatógenos nativos presentes naturalmente en los lotes. En los lotes de cultivo localizados en zonas fuertemente perturbadas, esta etapa puede incluir liberaciones artificiales programadas de enemigos naturales y aplicaciones regulares de entomopatógenos dirigidos a los parásitos más comunes.

    4) MONITOREOS FITOSANITARIOS
    Inspecciones regulares en el lote de cultivo con la finalidad de detectar y estimar las poblaciones de parásitos presentes, incluyendo la presencia de mosca blanca; sus resultados permiten saber cuándo se deben iniciar las acciones correctivas en función de los criterios señalados en el plan de acciones correspondiente. En el caso particular de mosca blanca se emplean trampas amarillas adhesivas para detectar el arribo de migraciones importantes de adultos al lote de cultivo, así como la detección de los primeros adultos en las plantas del cultivo. Como regla general se considera que una población de ninfas y adultos de mosca blanca que en promedio cubre 30% o más de la superficie de la hoja es un umbral adecuado para tomar acciones correctivas. Cuando se trata de cultivos muy susceptibles a virus transmitidos por mosca blanca presentes en la región, el umbral de acción se cumple cuando se detectan los primeros adultos.

    5) ACCIONES CORRECTIVAS. 
    Aplicación de las acciones contempladas en el plan correctivo que se elabora previamente, cuando uno o más de los parásitos alcanzan el umbral de acción correspondiente. Se refiere a actividades para frenar la dispersión del problema y disminuir su incidencia. En el caso de mosca blanca puede incluir el uso de entomopatógenos, detergentes agrícolas biodegradables, extractos vegetales, y como última acción el empleo de productos químicos específicos de bajo impacto ambiental.

    6) REGISTRO DEL HISTORIAL FITOSANITARIO.
     Al final del ciclo del cultivo se realiza un recuento de la problemática fitosanitaria que se presentó durante la temporada. Esta información se empleará como antecedente para el análisis de riesgos que se realizará en el siguiente ciclo del cultivo. En este registro se puede incluir información sobre la respuesta o la resistencia que presenta cada plaga a las acciones de manejo correctivo que se realizaron (variedad, agentes de control biológico, extractos vegetales, productos químicos, etc.).

    7) ACCIONES DE LARGO PLAZO. 
    Son actividades tendientes a estabilizar las poblaciones de uno o más parásitos del cultivo que no se pueden regular en poco tiempo debido a su dinámica poblacional específica. Son acciones que se deben realizar durante la etapa de descanso de los lotes, o actividades de regulación natural que requiere de varias temporadas para mostrar resultados satisfactorios.
    El sistema MIC requiere mayor conocimiento y disciplina por parte del productor o del agrónomo que lo instrumenta en campo. En un principio se deben resolver muchas dudas y hacer ensayos sobre la eficacia de cada una de las acciones de manejo. Pero con el tiempo, luego de tres a cinco años, el sistema se va estabilizando y es más fácil obtener resultados satisfactorios.
    En la imagen: A=planta de tomate afectada por mosca blanca mostrando fumagina; B=TYLCV virus transmitido por mosca blanca en tomate; C=CYSDV virus transmitido por mosca blanca en calabaza; D=el control biológico es uno de los pilares del Manejo Integrado de Cultivos.