Índice
    En la zona por donde más me muevo, este año han tardado en llegar los pulgones... Pero todo lo bueno termina acabándose, así que hace diez días vimos el primer foco en unas pocas plantas de pimiento -no más de tres- y, cosas de este verano loco, húmedo y largo, en ese pequeño foco se concentraba toda una pléyade de depredadores de pulgón. Había una auténtica nube de crisopas verdes volando alrededor de las plantas -Chrysoperla spp.-; y más que iba a haber, porque había muchas pupas sin eclosionar en las hojas bajas. Las larvas de crisopa no eran muy abundantes -solo llegué a ver la de la foto-, pero no tardarían mucho en serlo, porque las hojas y los frutos estaban sembrados de huevos. En otras hojas abundaban las larvas deAphidoletes aphidimyza (un mosquito cecidómido del que hablé hace tiempoaquí) succionando pulgones a diestro y siniestro. Los Scymnus (unas pequeñas mariquitas, depredadoras voracísimas de pulgones a las que dediqué mi primer post en homo agricola) también habían estado funcionando, pero en ese momento los que vi estaban pupando. Incluso se habían pasado por la colonia de pulgón los sírfidos, esas moscas disfrazadas de avispas de las que he hablado varias veces (aquí y aquí) cuyas larvas comen áfidos y que aparecerían pronto en la colonia, pues era fácil ver sus huevos sobre las hojas. Como viene siendo habitual, los únicos que habían faltado a la cita eran los parasitoides, diezmados por las altas temperaturas y el hiperparasitismo; también en este blog se ha hablado de hiperparásitos de afelínidos varias veces (aquí, aquí y aquí)

    Hace unos años habríamos respetado a todos estos depredadores, y la situación se habría resuelto con una suelta de Aphidius colemaniy -tal vez, y después de insistir mucho al agricultor- con una vuelta de Plenum por riego; pero las cosas han cambiado... y mucho. La aparición hace dos años del PeVYV-Pepper Vein Yellow Virus"abutanando" los frutos de algunas -o de muchas- plantas en un buen número de cultivos de pimiento provocó la alarma de los pimenteros del poniente, aunque todo aquello pasara a un segundo plano el año pasado con la irrupción del tristemente famosísimo Nueva Delhi. Desde entonces los pimenteros tenemos motivos para temer a todos los pulgones, pero al menos en las zonas por donde camino -y camino bastante- TODOS los casos que conozco en los últimos tres años de PeVYV están relacionados con la presencia de Aphis gossypii. No digo que no se hayan dado infecciones de este virus con otras especies -a fin de cuentas no visito todas y cada una de las casi 9.000 Ha de pimiento que se plantan en la zona-, pero en tres años de presencia del PeVYV en Almería ni yo, ni gente que sabe de bichos y virus mucho más que yo, hemos visto infecciones de este virus con otra especie de pulgón distinta al "piojo negro". El caso es que la colonia donde fotografié a todos esos depredadores era precisamente de la cepa enana de Aphis gossypii, un mal bicho que se esconde en las hojas bajas para pasar desapercibido y es difícil de parasitar[1]; y aunque la colonia estaba siendo diezmada por los depredadores -como podéis ver en la segunda imagen- las hembras ápteras supervivientes parían ninfas como churros y empezaban a aparecer las primeras hembras aladas... Había que actuar, y rápido. Los depredadores tenían los minutos contados; media hora después de hacer las fotos la colonia se trató con Plenum, al mismo tiempo que las 5 Ha de pimientos restantes recibían un tratamiento por riego con ese mismo producto...  Adiós al Aphidoletes y a las nubes de crisopas[2]; se habían convertido en daños colaterales de la guerra integrada contra las plagas que libramos en cada uno de los cultivos de mi empresa. Al día siguiente mis compañeros técnicos y yo comenzamos a recomendar pimetrozina por riego en nuestros cultivos de pimiento de esa zona, combinándolas con sueltas preventivas de Aphidius; habían comenzado los vuelos de pulgón en ese área y hay que adelantarse al enemigo con todas las armas disponibles. 

    Pero si en toda guerra hay que acabar con el enemigo, también hay que mantener en pie al propio ejercito; se pueden asumir bajas tácticas, siempre que el grueso de las tropas se mantenga firme o que se recluten nuevos efectivos... En el campo se está utilizando alegremente la pimetrozina por vía foliar, olvidando que -aunque su efecto no es persistente- aplicada de esta manera es un categoría 2 para las formas móviles de Orius laviegatus y, además, especialmente tóxica para las ninfas, lo que significa que con la aplicación foliar morirá entre un 25 y un 50% de la población. Durante la fase de instalación, cuando la mayor parte de la población son ninfas, su utilización retrasará el establecimiento de las chinches, a no ser que se refuerce con nuevas sueltas, que -como sabemos por experiencia- resultarán inútiles si se realizan en las últimas semanas de octubre, con días cada vez más cortos y temperaturas cada vez más bajas. Lo que estoy diciendo no es ninguna novedad; la pimetrozina lleva 15 años en el mercado y para comprobarlo basta con consultar el manual de efectos secundarios de cualquier casa de auxiliares (por ejemplo, los de Biobest Koppert) Tampoco es ningún secreto que, para reducir estos efectos sobre el Orius, se está rebajando la dosis de aplicación del producto, con el consiguiente riesgo de que aparezcan resistencias en Aphis gossypii, la especie que con más facilidad puede desarrollarlas y la mejor y principal transmisora del virus. El miedo es libre, pero como perdamos una de las pocas herramientas compatibles que tenemos contra esta plaga vamos aviaos... Llevo en esto del control integrado de pimiento desde 1998 -antes de que apareciera el Plenum- y entonces la única manera de parar al Aphis gossypii en épocas de calor era detectar los focos cuanto antes y tratarlos con Confidor, sabiendo que en esas plantas perdíamos definitivamente a la Orius y con ella, el control de trips; si los focos se extendían no quedaba otra que aguantar y esperar al Aphidius; pero claro, entonces podíamos hacerlo, porque no teníamos al Virus de la Vena Amarilla del Pimiento por aquí...
    Personalmente seguiré recomendando la pimetrozina vía riego en los pimientos, aunque no descarto recurrir a un pase foliar si sufro una entrada masiva de Aphis gossypii. Pero si tengo que recomendarlo por vía foliar lo haré a la dosis correcta, le explicaré al agricultor el efecto que tendrá sobre su Orius y trataré de convencerlo para que refuerce con más chinches. Al fin y al cabo parece que la Orius es ya suficientemente barata; ya hay hasta quien generosamente la regala en sus ofertas de inicio de campaña, como hace Vodafone con los teléfonos móviles...



    [1] Aunque los Aphidius son perfectamente capaces de parasitar las cepas enanas del Aphis gossypii, el pequeño tamaño de los pulgones hace que muchas larvas de avispa mueran antes de convertirse en adultos, alcanzándo la madurez solo los individuos más pequeños, con lo que se ralentiza el crecimiento de la población del parasitoide y se retrasa el control de la plaga. La única manera de mejorar el control biológico de estas cepas enanas de pulgón es incrementar la dosis de suelta del parasitoide, para contrarrestar la mortandad de larvas inicial.
    [2] La pimetrocina foliar es extremadamente tóxica para Aphidoletes aphidimyza (categoría 3), aunque por riego es algo más respetuosa (categoría 2) En cuanto a la Chrysoperla, la toxicidad directa es baja, pero los efectos subletales son muy importantes y disminuyen a la mitad el número de huevos que depositan las hembras.

    Quizás también le i