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    Esta enfermedad (cuyo nombre científico es Puccinia sorghi) es endémica en la zona núcleo y también se encuentra difundida en el NOA y en Entre Ríos. Es, junto con el complejo de las pudriciones de raíz y tallo y el mal de Río Cuarto, una de las enfermedades más frecuentes y difundidas en la Argentina.

    La roya está ocasionada por un hongo patógeno que necesita de los tejidos vivos de la planta de maíz para desarrollarse (biotrófico) y que presenta más de un ciclo durante la estación del cultivo (policíclico), dependiendo la cantidad de ciclos de las condiciones ambientales predisponentes.
    Este patógeno, del cual ya se conocen al menos cuatro razas distintas, disminuye el IAFS (índice de área foliar sana) y, en ataques severos, las pústulas pueden provocar la necrosis del tejido foliar dando un aspecto de mancha, dificultando así el diagnóstico. En el campo, cada año presentan diferentes grados de intensidad de acuerdo con el comportamiento del híbrido utilizado y los factores del ambiente que predisponen el desarrollo de la enfermedad.
    Para progresar, este hongo necesita temperaturas moderadas (16ºC a 23ºC) y alta humedad (mojado foliar). Las esporas de diseminación, que reciben el nombre de uredosporas, germinan bien a 15 - 18ºC y penetran por los estomas. La formación de una pústula puede llevar entre 5 a 7 días a 20 - 25ºC.
    Estas esporas están contenidas en pústulas, o elevaciones, de color castaño rojizo, que representan el signo del hongo, y que pueden ser pequeñas y estar aisladas, cuando la enfermedad recién se inicia (o en híbridos resistentes), o pueden ser grandes y unirse, desarrollando incluso tejido necrótico, en aquellos híbridos que son susceptibles a esta enfermedad (imagen 1).
    Manejo de la enfermedad
    En términos generales, se estima que la aplicación de fungicida previene la pérdida de entre 3 a 20% del rendimiento, sin incluir la pérdida por caída o quebrado de plantas previo o durante la cosecha del maíz, por incidencia del complejo de enfermedades de la raíz y el tallo, que, en forma frecuente e indirecta, deviene a causa de las enfermedades foliares.
    Aplicación
    El momento de aplicación dependerá básicamente de la sensibilidad del híbrido y de las condiciones climáticas predisponentes, tanto para el modo de acción del funguicida como para el desarrollo de la enfermedad.
    Para tener en cuenta
    Los parámetros más comúnmente utilizados para determinar el nivel de ataque de la enfermedad son la severidad (porcentaje de área foliar con pústulas o enferma respecto del total), la incidencia en planta (porcentaje de plantas enfermas respecto del total) y la incidencia en hoja (porcentaje de hojas con al menos una pústula respecto del total de hojas muestreadas).
    La determinación de la severidad se realiza en cada una de las plantas (de un total de 20) y se evalúan las hojas, desechando las incompletamente desarrolladas (lígula no expuesta) y las totalmente senescentes o muertas.
    Para la evaluación de severidad podrá utilizarse la siguiente escala: el evaluador dicta el número que le corresponde según la severidad graficada -puede dictar categoría 2 (5%)-o incluso valores intermedios -por ejemplo, 2,5 correspondería a un 7,5% de severidad (imagen 2).

    fuente: http://www.agronoa.com.ar/noticias_desc.php?id=8993&catid=15