CONTROL DE LAS HORMIGAS
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LAS HORMIGAS
Parece que no están, pero si dejas semillas por ahí, te quedarás sin nada
Te podría contar (y tú a mí) mil anécdotas referentes a las hormigas. Por ejemplo, observar a todo el que entra en un huerto sin regar a recolectar, dar mil saltos, literalmente devorado por esas pequeñas de mal genio que se pegan a sus pies ¡con las mandíbulas! Pero como hablamos del jardín, mira qué pasó con una siembra de césped.
Mis primeros pasos en el mundo de la jardinería se produjeron en el año 1970. Con veinte años recién cumplidos, Luis Martín Liñán, uno de los mejores jardineros que he conocido, me puso al frente de una cuadrilla de once hombres, para hacer súper jardines, y otra de diez, para cultivar y gestionar un coquetón y soberbio vivero en Alcalá de Henares. Yo era un perfecto ignorante respecto a la práctica, a cómo se hace un jardín; sólo tenía muy claro que deseaba aprender. Bien, pues mi debut en la jardinería fue la siembra de un césped. Había aprendido en la carrera que hay que marcar calles con mantillo o el palo del rastrillo y echar las semillas a voleo calle por calle, tapándolas a continuación con 1/2-1 cm de mantillo. Así lo hicimos: yo sembraba, y los demás tapaban a pala, traían mantillo, rastrillaban “en fino” el terreno sobre el que caerían las semillas, y regaban lo sembrado con chorro muy fino, pulverizado desde una “alcachofa” de bronce. Si te digo la verdad, lo que pensaba de forma continua, mientras arrojaba las semillas canturreando una canción, era “esto es coser y cantar”, “claro, no puede ser tan difícil esto de sembrar”.
ERRORES COMETIDOS
Al terminar el trabajo, la satisfacción era inmensa. ¡Había sembrado una pradera! Pero la verdadera emoción llegó a los 8-10 días, cuando, si te acercabas a la tierra, podías observar miles de agujitas verdes que emergían del suelo y resaltaban sobre el negro mantillo húmedo. ¡Eran las semillas que habían germinado! Pero, claro, todo en esta vida tiene sus factores correctores. Y en el relato que nos ocupa el factor corrector sobrevino a los 15 días, cuando llegó el turno de la primera siega. Tras el corte de la hierba, se pusieron de manifiesto dos horribles fallos míos:
• El primero es que no había solapado con semillas las calles, es decir, había dejado una franja sin semillar entre calle y calle, así que lo que se veía tras el paso de la segadora era un auténtico césped-cebra.
• El segundo fue no acordarme de lo último que me dijo mi jefe antes de comenzar la siembra: “y, sobre todo, controla a las hormigas”. Yo pensé “si aparece alguna, la asustaré”. Y no apareció alguna, aparecieron millones que me asustaron a mí y dejaron calvas de varios metros cuadrados en torno a sus hormigueros, en cuya entrada se podían ver “mis” granos amontonados y sin germen. Sí, sembrar era tan difícil...
Si las ves en las ramas... Podríamos considerar a las hormigas como trazadoras o indicadoras de la existencia de pulgones y cochinillas en las plantas. Ellas no van a atacar a tus especies, pero acudirán en tropel a degustar la melaza que los insectos segregan. Una curiosidad: las hormigas transportan pulgones a sus cámaras y galerías para “ordeñar” sus jugos azucarados.
Si ves muchos hormigueros... Como es natural, las hormigas necesitan edificar sus casas (realizar sus hormigueros) en terreno secos, no anegables. Si observas numerosos agujeros con tierra movida alrededor y, claro, hormigas pululando, es que esa tierra está reseca y pulverulenta. Para evitar tanta presencia puedes, por ejemplo, engravillar esa supeficie.
Si las ves en casa... Como te hemos dicho, las hormigas son muy golosas, adoran cualquier cosa azucarada. Si dejas accesible miel, azúcar y los platos sucios de la tarta de cumpleaños, la invasión está garantizada. Para eliminarlas sólo tienes que hacer desaparecer el reclamo. El azucarero y la miel, a la alacena.
si ves hormigas aladas... Es que ha llegado la época de reproducción, porque las hormigas aladas son, ni más ni menos, las hormigas sexuadas, machos (algo más pequeños) y hembras. En tiempo caluroso y húmedo emigran en bandadas del hormiguero y se aparean con otras bandadas de aladas de otros hormigueros (en el aire). Después del apareamiento, los machos mueren y las hembras fecundadas (futuras reinas, que son poquísimas) excavan el nuevo hormiguero en tierra húmeda.
FUENTE: http://www.mijardin.es/index.php/mod.pags/mem.detalle/relcategoria.5124/idpag.6469/prev.true/chk.386e8537453216ff1d69083658ce4825.html